jueves, junio 06, 2013

La edición universitaria española necesita una reconversión

En el contexto de nuestra participación en la III Jornadas - Taller de Formación Sobre el Libro Electrónico (Madrid 6 y 7 de Junio) organizadas por la UNE  y el CSIC (ya pondremos las presentaciones) nos han realizado la siguiente entrevista sobre el estado actual de la edición universitaria. A continuación la reproducimos completa:

Emilio Delgado y Daniel Torres: “La edición universitaria española necesita una reconversión”

La UNE y el CSIC han organizado las III Jornadas - Taller de formación sobre libro electrónico.Ante esta cita, Emilio Delgado López-Cózar y Daniel Torres Salinas, investigadores del Grupo de Investigación EC3, miembros de la empresa spin-off EC3metrics de la Universidad de Granada y ponentes del curso, responden en esta entrevista a algunas preguntas sobre uno de los temas que se abordará en los próximos dos días: calidad de la edición universitaria y su evaluación.

P. Cuando hablamos de calidad de una publicación (libro o revista) universitaria ¿de qué estamos hablando?
R. La calidad de una publicación científica es algo fácil de percibir pero difícil de medir. Cualquier científico competente en su ámbito de conocimiento puede distinguir las buenas y malas publicaciones así como clasificar a unas como mejores que otras. El problema surge cuando tratamos de convertir esas percepciones subjetivas en indicadores objetivos y cuando se intenta precisar en qué consiste la calidad. Las publicaciones como todo producto de una actividad humana pueden estar mejor o peor hechas lo que significa que pueden ser juzgadas desde la perspectiva de cómo están elaboradas (ajuste a determinados criterios) o desde la perspectiva de su mayor o menor valía como producto (incidencia y repercusión). Por tanto, la calidad de una publicación científica posee varias dimensiones que no deben mezclarse entre sí.

La primera dimensión se refiere a lo que podemos denominar calidad editorial. Esta posee tres facetas. La calidad informativa como medios de comunicación científica, que afecta tanto a la presentación material como a la forma de transmitir el mensaje científico. La calidad informativa de una publicación pasa por el exacto cumplimiento de las normas nacionales e internaciona­les de edición científica. La calidad del proceso editorial que transcurre desde que un libro o un artículo entran en una editorial o en la redacción de una revista hasta que son publicados. Si los mecanismos y filtros de selección y eva­luación, por una parte, y los de edición y publicación, por otra, son múltiples y de calidad, el producto resultante también lo será. Desde esta perspectiva el empleo de un riguroso sistema de selección y evaluación de originales -el conocido como arbitraje científico (revisión por pares / peer review)- ha sido y todavía debe ser considerado como el eje fundamental de la publicación científica válida y de calidad. La calidad de los equipos científicos (revisores, consejos editoriales y científicos) y editoriales (editor profesional) que aseguran que todo el proceso se cumpla eficientemente.

La segunda dimensión tiene que ver con la calidad de los contenidos. Es la calidad intrínseca de una publicación científica que depende de su grado de originalidad, novedad, rigor metodológico y relevancia y que solo puede ser juzgada por los propios científicos.

La tercera dimensión se refiere a la calidad en el nivel de difusión y accesibilidad que alcanza una publicación. La difusión de una publicación debe entenderse como la capacidad que ésta tiene de ser visible (bases de datos, repertorios, Internet/Google Scholar) y accesible (Biblioteca / Librería / Internet) para la comunidad científica a la que se dirige.

La cuarta dimensión alude a la calidad entendida como repercusión científica, medida a través de los recuentos de citas (el impacto). Cuando un científico cita un trabajo anterior lo que formalmente hace es reconocer la utilidad que ha tenido dicho trabajo en la confección del suyo propio y, por ende, es un indicador de influencia. Si se acepta esta premisa los trabajos más citados tienen una influencia mayor en las actividades investigadoras que los que tienen menos citas.

Y hay una última dimensión que es la calidad entendida como reputación o prestigio, esto es la calidad socialmente determinada por la propia comunidad científica que fija el renombre, buen crédito, ascendencia, autoridad de una publicación.

P. La calidad de una monografía y de una revista (universitarias ambas) ¿deben medirse de la misma manera?
R. Pueden medirse del mismo modo, dado que las dimensiones que determinan la calidad de un libro o un artículo publicado en una revista en tanto que publicaciones científicas son las mismas. La selección de un artículo para una revista o de un libro en una editorial debieran regirse por los mismos criterios (originalidad, rigor, relevancia) y ser llevada a cabo por expertos en la materia (científicos competentes y honestos); su impacto científico podrá ser medido a través de recuentos de citas; su difusión a través de su presencia en bases de datos, bibliotecas o Internet; sus contenidos a través de la propia opinión de los pares. Lo que es diferente son las herramientas para efectuar la evaluación. Mientras que para los artículos de revistas se han ideado y confeccionado muchas herramientas, para los libros apenas si existen.
  
P. La calidad es un proceso que debe seguirse ¿antes de la publicación de una monografía o revista o después?
R. Como ya hemos sugerido en anteriores preguntas el control de calidad debe realizarse antes y a lo largo del proceso de producción de la publicación. A posteriori podremos determinar la valía del producto como resultado y sus consecuencias científicas.

P. ¿Hay un modelo universal que asegure la calidad científica de un libro?
R. Ningún sistema puede asegurar de forma absoluta la calidad científica de un libro. Sin embargo, sí podemos decir cual es el modelo universal que tiende a propiciar la publicación de libros o revistas de calidad: el arbitraje científico (revisión por pares), el instrumento de certificación o canonización del conocimiento del que se vale la comunidad científica desde el siglo XVII. El ethos científico exige que los hallazgos científicos para merecer dicho nombre deban ser contrastados y verificados por otros científicos. Es por lo que si en el proceso de publicación de un libro se aplica un estricto sistema de evaluación de la calidad de su contenido por parte de especialistas tendremos si no la seguridad si, al menos, la señal de que se han respetado las convenciones del método científico. El arbitraje científico no asegura la calidad pero la favorece. Al igual que la democracia es el sistema menos malo de gobierno: funciona pero deja a mucha gente insatisfecha. Y nunca debemos olvidar que es un proceso humano, sujeto a abusos y errores.
  
P. ¿Y de una revista?
R. La respuesta es formalmente la misma que para los libros. Sin embargo, en el caso de las revistas conviene introducir una matización importante que tiene ver con los distintos campos de conocimiento y sus diferentes paradigmas respecto a lo que es la investigación, a como esta se practica y debe evaluarse. Mientras que en los campos científico tecnológicos existe un amplio consenso respecto de lo que es la calidad de una revista, en los ámbitos humanísticos y de buena parte de las ciencias sociales existen abiertas discrepancias. En las ciencias naturales y experimentales la evaluación por pares es un sistema indiscutido y aplicado sistemáticamente y es el impacto de las publicaciones medido a partir de los recuentos de citas el indicio definitivo sobre la calidad de una revista. En cambio, en Humanidades y en buena parte de las Ciencias Sociales, la evaluación por pares está lejos de ser moneda de uso corriente y las citas no son aceptadas como patrón de medida.

P. Dice el secretario general de Universidades del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que “un sello de calidad de las publicaciones universitarias es absolutamente necesario”. ¿Están ustedes de acuerdo?
R. Estamos de acuerdo con dicha apreciación, porque a día de hoy la propia comunidad científica española tiene sus dudas respecto de la aplicación rigurosa y efectiva de los estándares de publicación científica en las editoriales universitarias y, muy especialmente la aplicación sistemática y metódica de la revisión por pares. Asimismo, existe la sospecha de una persistente endogamia en los circuitos de publicación universitarios dominados por los poderes académicos locales que impiden que hagan realidad los principios sobre los que se edifica la ciencia: la evaluación permanente, la auditoría externa, la transparencia, la competencia científica y el universalismo. Y no basta con declaraciones formales (muchas revistas y editoriales declaran seguir los estándares de publicación científica) sino que es necesario que lo proclamado se cumpla efectivamente. Solo cuando las editoriales universitarias apliquen rutinariamente las normas del ethos científico, la comunidad científica no tendrá necesidad de solicitar “sellos de calidad” específicos. En este sentido, creemos que no hay mejor sello que el que otorga la propia comunidad científica.
  
P. Cuáles son, a su juicio, las diferencias más significativas entre las publicaciones universitarias españolas y las publicaciones de los países anglosajones que poseen un gran prestigio en el sector editorial universitario?
R. Es llamativa su pregunta, porque ya parte de un axioma que parece un hecho indiscutido: el ganado y asentado prestigio de las editoriales de países anglosajones. Son varias las razones que explican esta situación. No cabe duda que la primera tiene que ver con el hecho de que el centro de avance científico mundial se encuentra en dichos países y no en el nuestro, por desgracia. Evidentemente donde se genera la mejor ciencia suele publicarse, también, la mejor ciencia.  En segundo lugar, porque las normas del método y la publicación científica están en su ADN, entre otras razones, porque es en estas comunidades donde se han gestado. En tercer lugar, por la enorme competencia que existe para publicar en editoriales y revistas anglosajonas. Esta dura competencia hace que en dichos medios aparezcan los mejores trabajos de investigación. Y a partir de ahí se genera una suerte de efecto Mateo de consecuencias muy previsibles: el prestigio y reputación de dichas editoriales y revistas se mantiene por sí mismo porque por sí solo es capaz de atraer a los mejores autores y trabajos. Entran en lo que se puede denominar un círculo virtuoso. Las editoriales afincadas en la periferia científica, más o menos próxima, a ese centro tienen que contentarse, las más de las veces, con publicar lo que no quieren o no pueden publicar las anglosajonas. Por el contrario, las editoriales universitarias españolas caen en lo que podemos llamar el círculo vicioso: sin capacidad para atraer buenos trabajos y autores, carentes de originales, con escasa visibilidad y con menguada profesionalidad en la gestión editorial (sobre todo en las revistas), malviven. La política de evaluación del rendimiento investigador en España actúa, por último, como descabello final: valora por encima de todo la publicación en los medios anglosajones por encima de los nacionales con lo que hace muy difícil que las publicaciones universitarias españolas puedan salir de ese círculo vicioso, donde es fácil entrar y difícil salir.

P. ¿En qué situación se encuentran, a su juicio, las publicaciones de las universidades españolas (monografías y revistas) en el momento actual?
R. Es difícil dar una respuesta general a esta pregunta, pues la realidad de las monografías y las revistas es distinta y posee distingo grado de complejidad. Es por lo que es seguro que un diagnóstico de este tipo puede ser injusto. Si nos centramos en las revistas creemos que no gozan de muy buena salud científica. Por varias razones: existen demasiadas revistas (800 títulos aproximadamente, lo que representa el 40% de las revistas editadas en España) y demasiado pequeñas (el promedio de artículos publicados por año es de 15), sobreviven con dificultad pues no se publican regularmente (sólo el 50% ha sido capaz de publicarse sin interrupciones en los últimos cinco años), formalmente han mejorado mucho, son invisibles (de las 200 revistas indizadas en la Web of Science sólo una decena son editadas por editoriales universitarias) y, por último, son poco relevantes (muy pocas son las que figuran en los distintos rankings de impacto como las de mayor influencia, salvo en algunos especialidades de las Humanidades). Por otra parte, la situación la financiera no es muy boyante, lo cual no es una novedad vista la situación general del país.

El mundo de las monografías es bastante más complejo. Pues en el conviven varios circuitos y mercados muy diferentes entre sí. En primer lugar, el libro con finalidades educativas, material didáctico para la enseñanza, un sector estratégico para las editoriales universitarias y no explotado  suficientemente. Las editoriales universitarias ocupan un espacio privilegiado muy cerca de los potenciales autores (profesores) y lectores (estudiantes) que debe ser aprovechado y que ofrece unas oportunidades de negocio inexploradas. El libro científico universitario, destinado a un mercado muy especializado se ha focalizado fundamentalmente a los campos de las Humanidades y Ciencias Sociales; Nada rentable económicamente carece de reconocimiento académico por las dudas surgidas respecto a la aplicación efectiva de filtros científicos rigurosos. Es un sector que debe ser repensado. El libro divulgativo que tiene un papel marginal dentro de las editoriales universitarias es un sector difícil por sí mismo.
  
P. ¿La edición universitaria española necesita una reconversión?
R. Sí, sin duda. Los cambios se impondrán se quiera o no, tanto por la permanente metamorfosis tecnológica en la que vivimos como por la crisis económica que atraviesa nuestro país, situación que no es coyuntural. Estamos, por tanto, ante el mejor momento para precipitar los cambios y adoptar un nuevo modelo que pasa por dos frentes. Una inmersión absoluta en el entorno digital y electrónico. Un aprovechamiento eficiente de los fondos públicos que utilizan las editoriales universitarias. La eficiencia debe formar parte del lenguaje del editor universitario. Creemos que el medio digital es la mejor vía para conseguirla-. En cualquier caso ese es el camino: no hay otro. Y nunca olvidemos que nada es gratis, todo cuesta.

P. Internet y las nuevas tecnologías ¿han cambiado la manera de medir la calidad de las publicaciones universitarias?
R. Sin entrar en matices, la respuesta es clara: no han cambiado. La evaluación por pares basada en el juicio de los expertos y el impacto científico medido a través de los recuentos de citas siguen siendo el pilar central de los sistemas de evaluación.Lo que sí ha supuesto la llegada de Internet es el enriquecimiento de los criterios y métodos de evaluación junto a la aparición de nuevas herramientas.  En tres ámbitos ha actuado. En primer lugar, mejorando el proceso de evaluación por pares: permite la evaluación directa, simultánea y en vivo; todo se hace más rápido y más cómodo; y con una transparencia absoluta (todo se ve o se puede ver depende del modelo que adopte una revista o una editorial). En segundo lugar, ha incorporado nuevas herramientas y sistemas de medición: Google  Scholar y sus productos derivados serían un buen ejemplo (Google Scholar Citations, Google Scholar Metrics). Y en tercer lugar, han dado lugar a un conjunto de indicadores que son conocidos como altmetrics que hacen posible la medición objetiva del uso (visitas, descargas), y de las relaciones científicas surgidas al calor de las redes sociales (comentar, compartir, valorar). De momento, estamos indagando sobre qué significan y qué aplicaciones pueden tener

Conviene, por último, recordar que la ciencia suele ser muy conservadora y no cambia sus paradigmas de la noche a la mañana. Alcanzar el consenso en los sistemas de evaluación del rendimiento de las revistas ha llevado mucho tiempo en muchas disciplinas (ciencias naturales y experimentales) y en algunas ni siquiera se ha alcanzado como cambiarse radicalmente.

P. La aparición del libro electrónico ¿está cambiando la forma de medir la calidad de una obra?
R. Como ya hemos señalado anteriormente los parámetros fundamentales para valorar la calidad de un libro electrónico y uno en papel siguen siendo los mismos. Pero el medio electrónico permite por su propia naturaleza medir objetivamente el impacto y el uso, no sólo a través de las citas, sino de un sinfín de indicadores (visitas, descargas, consultas, lecturas, ventas, comentarios, valoraciones, etc…). Y, desde luego, el libro electrónico supone una agilización y mejorar en los procesos evaluación y producción editorial notables.

P. ¿Está cambiando el concepto de calidad científica en la era digital, de Internet, del ebook ..?
R. El concepto de calidad científica de una publicación sigue siendo el mismo y está compuesto de las mismas dimensiones que se desgranaron en la primera pregunta. El cambio en los soportes no afecta al cambio de criterios. Obviamente, lo que sí hace es enriquecer los procedimientos y herramientas de evaluación y añadir nuevos indicadores, normalmente de carácter cuantitativo, que objetivan la medición. A fuer de ser reiterativos, en lo sustancial el cambio en los medios no lleva aparejado un cambio en los mensajes.

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