Acaba de ver la luz
en la revista de divulgación científica Investigación y Ciencia (abril de 2014, nº 451) un breve artículo titulado Riesgos de la nueva bibliometría, donde, al albur de nuestros últimos experimentos con Google Scholar, se resumen las fortalezas y debilidades de las nuevas e
ignotas herramientas bibliométricas.
La nueva
bibliometría, nacida al calor del lanzamiento de los productos híbridos de
Google (Google Scholar Citations en 2011 y Google Scholar Metrics en 2012) y de
la extensión de la web 2.0 con todo su enjambre de nuevos medios de
comunicación (Blogs, Twitter, Facebook, ResearchGate, Academia.Edu, LinkedIn,)
y de nuevos almacenes de información bibliográfica (Mendeley, Citeulike) y científica (repositorios institucionales y
temáticos), está en plena fase de ebullición. Nueva fuentes, nuevas
herramientas, nuevos indicadores métricos.
Búsquedas sobre Bibliometrics y Altmetrics según Google Trends |
Si la antigua
bibliometría, basada en la galaxia Gutemberg, medía la producción y el impacto
de los documentos impresos predominantemente mediante el recuento de publicaciones
y citas bibliográficas de los artículos publicados en revistas o congresos
indizados en las bases de datos de referencia internacional (ISI-W0S) y con el factor
de impacto como patrón oro de la medición; la nueva bibliometría utiliza todo lo
que se produce y consume en la galaxia web, en el sentido más amplio del
término. Los documentos, almacenados en la web, pueden ser visitados, visualizados,
descargados, enlazados, citados, compartidos, reseñados, mencionados,
comentados, discutidos, referenciados,
etiquetados, valorados, seguidos, difundidos. La huella digital es
amplia y no se circunscribe solo a los documentos científicos sino a todas las
actividades e interacciones sociales que los científicos, como cualquier
usuario y ciudadano de la red, puede desplegar en su vida cotidiana.
En
definitiva, todo se puede contabilizar y todo se cuantifica, y se hace aún sin
saber qué se está midiendo. Estamos en momento de más preguntas que respuestas ¿qué
son estas nuevas acciones científicas? ¿qué significan exactamente? ¿qué cubren
las nuevas fuentes? ¿cómo se construyen las herramientas?
No tenemos
respuestas a estas preguntas, desconocemos de momento qué hay detrás de la
nueva bibliometría. Si acaso podemos columbrar tres graves peligros que la amenazan como espada de Damócles:
la
facilidad con que pueden ser manipulados
la fugacidad de los resultados y las
medidas, en muchos casos difíciles de reproducir de manera estable
así como la
dependencia tecnológica de compañías que elaboran herramientas que aparecen y
desaparecen en el mercado cual producto de consumo.
Lo que sí sabemos
con toda certidumbre es que la nueva bibliometría se cimenta en la vieja
bibliometría que ya definía el maestro López Piñero como la disciplina
encargada de generar indicadores bibliométricos que no son otra cosa más que “datos
numéricos sobre fenómenos sociales de la actividad científica relativos a la
producción, transmisión y consumo de la información en comunidades determinadas”. Los problemas de la nueva bibliometría son
los viejos problemas de la bibliometría: ¿cómo medir los resultados de la
investigación? ¿cómo medir su originalidad, relevancia, impacto? ¿cómo saber e
interpretar lo que realmente medimos? ¿Qué fiabilidad, validez y representatividad
poseen las fuentes, herramientas e indicadores empleados?
En fin vino viejo en odre nuevo. Claro que el nuevo
recipiente puede condicionarlo. Al igual que las barricas determinan el sabor
del vino, la web y sus derivados pueden determinar su orientación, sentido y prestaciones.
Emilio Delgado López-Cózar
Huétor Vega, 11 de abril de 2014
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