viernes, diciembre 23, 2011

Dos mil once. El año de las retractaciones.


Autores: Rafael Repiso y Álvaro Cabezas.


Uno de los problemas de la ciencia, quizás de los menores en importancia pero sí de los más mediáticos últimamente, es el incremento de retractaciones de artículos. Algo que plantea muchas dudas, ¿a qué se debe el aumento de retractaciones? ¿Es un síntoma de que la ciencia se está corrompiendo, o por el contrario es síntoma de que las herramientas de evaluación son cada vez mejores? En definitiva la pregunta es ¿El aumento de retractaciones es algo bueno o malo? Desde la creación del blog Retraction Watch en 2010, han publicado información de alrededor de 250 artículos retractados (Van Noorden, 2011).

El porcentaje de artículos retractados se ha multiplicado en un 300% en la última década, mientras que la producción científica sólo ha aumentado un 50%(Marcus y Oransky, 2011). Las cifras actuales sitúan el problema en 1 artículo retractado por cada 5000, aunque es una cifra relativamente pequeña (0.0002%), - esto es lo que se detecta, probablemente muchos de los casos nunca serán detectados - sucede que la mayor parte de estos artículos están publicados en las mejores revistas, lo cual magnifica la repercusión del hecho. No obstante también es cierto que muchos de los artículos que se retractan provienen de un número reducido de autores, como fue el caso del alemán Joachim Boldt con 90 retractaciones en anestesiología (Blake 2011).
¿Por qué el mayor número de retracciones se concentran en las mejores revistas? El motivo obvio es la ambición de los tramposos, que puestos a incumplir con la ética científica prefieren hacerlo para aspirar a las mejores revistas de sus disciplinas. El segundo motivo del aumento de retractaciones ha sido el aumento de la visibilidad de las revistas gracias a la publicación electrónica y al libre acceso a muchos de los trabajos. Esto, sumado al espectacular aumento de la población científica en los últimos años ha hecho que la difusión científica aumente. Otro factor que en teoría ha aumentado el número de retracciones con efecto retrospectivo ha sido el desarrollo de software antiplagio para texto, como Turnitin o para imágenes. Estas nuevas tecnologías han hecho que la comunidad científica revise los antiguos trabajos de investigadores dudosos, dando lugar a escándalos famosos. 

La revisión por pares no acaba una vez el artículo es publicado, sino que la verdadera prueba de fuego viene cuando el artículo se hace público y es sometido al juicio y arbitraje de la comunidad científica. Por ello, y gracias a las nuevas tecnologías de están apareciendo sistemas y formas públicas de evaluación de los artículos (post-publication peer review u open peer review), desde el simple análisis de los artículos por blogueros especializados en el área, a las plataformas que permiten incluir comentarios online de los artículos, hasta sistemas más complejos como el producto (o metaproducto) que proximamente sacará CrossMark, donde se podrán registrar toda la información relativa a un artículo, noticias en medios, cartas a los editores, post de blogs, pre-prints, datos del estudio, etc. Es decir, toda la información relacionada directamente con el artículo antes y después de publicarse. Esta es una práctica similar a la que ya tienen algunas revistas como la Journal of Cardiothoracic Surgery.
Las revistas deben explicar los motivos de las retractaciones, agregándole transparencia a sus procesos evaluativos y a esta última fase adicional incorporada en el proceso clásico de evaluación científica, la retractación. Los revisores deben ser cuestionados cuando una vez publicado un artículo éste debe ser retractado, lo que en muchos casos es fruto de una revisión defectuosa. Por consiguiente también debe cuestionarse a la revista y sus criterios de selección de revisores, lo que nos lleva a una espiral cuyo objetivo es detectar cuales son los procesos del sistema de evaluación que han fallado y retroalimentarse para que esta situación no vuelva a ocurrir. Las Universidades o los centros de investigación deben, en nuestra opinión, como mínimo eliminar los privilegios que los investigadores consiguieron con esos trabajos fraudulentos, llegando incluso al despido si se detecta una práctica claramente antiética. 

El problema del fraude científico, y el motivo por el que muchos investigadores se rasgan las vestiduras es que afecta directamente a todos los “jugadores” del sistema. El progreso científico es limitado debido a que los sistemas ya establecidos suelen tener una estructura piramidal, con una base de muchos becarios y una cúspide donde sólo se llega a través de la acumulación y acreditación de méritos. Argumentar méritos falsos hace que personas verdaderamente merecedoras de progresar se queden fuera, pervirtiendo un sistema enormemente competitivo. Por eso la comunidad debe alegrarse con las nuevas medidas cuyo objetivo es lograr que el sistema científico sea más transparente y permita reconocer y localizar las perversiones del mismo. Aunque efectivamente lo que se saquen sean escándalos y noticias, debemos felicitarnos por que el sistema de detección cada vez es mejor y estemos visualizando prácticas que hace unos años hubiesen quedado ocultas.
  • Blake, H. (2011). Joachim Boldt profile: a glittering career built on charisma and charm. The Telegraph. Recuperado a partir de http://www.telegraph.co.uk/health/healthnews/8360678/Joachim-Boldt-profile-a-glittering-career-built-on-charisma-and-charm.html
  • Marcus, A., y Oransky, I. (2011). The Paper is not sacred. Nature, 480(7378), 449-450.
  • Van Noorden, R. (2011). The trouble with retractions. Nature, 478(7367), 26-28.

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