Leo en hoy en El País un artículo sobre un tema clásico en la ciencia española: la fuga de cerebros:
Que vuelvan los cerebros. "España trata de recuperar a científicos de valía que trabajan en otros países. Pero la inexistente carrera investigadora que ofrece su país les disuade de volver".
Un tema que he tenido la oportunidad de vivir y comentar recientemente. Ahora estoy por tres meses en el CWTS en Leiden Universiteit. Aunque no estoy de fuga sino de visita. Aquí he conocido a Rodrigo Costas, un tipo que está a punto de leer la tesis y que ya suma un puñado de buenas publicaciones como primer autor. Por lo que cuenta las cosas en su centro están difíciles después de los cambios estructurales que se están produciendo en el CSIC, por lo que los más probable es que tenga que continuar fugándose periódicamente para sobrevivir. También anda por aquí desde hace cinco años Clara Calero que prefirió la oferta del CWTS a la limosna de la Carlos III. Ella me cuenta que las posibilidades de volver son pocas, sin carrera científica en la que integrarse, con retribuciones de risa y con el Sistema Corleone que predomina en muchos departamentos hace que prácticamente ni se lo piense.
Esto es lo que hay. En el artículo de El País se referencia además un trabajo de un compañero de la Unav, Javier Sáez Castresana, en el que nos da Diez razones para que investigadores españoles en el extranjero no vuelvan que resumen perfectamente la situación actual. [recomendaría su lectura a muchos antes de meterse a investigar]
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