A día de hoy se puede afirmar que la política científica española ha acercado bastante sus exigencias a las demandas de un importante conjunto de investigadores, aunque está por ver si esta medida surte el efecto de reincorporar a estos grupos a la dinámica de la investigación homologada o se convierte simplemente en una nueva trinchera desde la que presentar nuevas demandas que vuelvan a rebajar el nivel de exigencias necesarias para la consecución de los sexenios.
Haciendo una valoración global del conjunto de medidas descrito hasta ahora se podría decir que: por una parte, los gestores de la política científica española, sin hacer renuncia de los principios rectores de su actuación, han matizado las exigencias en el ámbito de las ciencias sociales acercando bastante sus exigencias a las demandas de un importante conjunto de investigadores, aunque está por ver si esta medida surte el efecto de reincorporar a estos grupos a la dinámica de la investigación homologada o se convierte simplemente en una nueva trinchera desde la que presentar nuevas demandas que vuelvan a rebajar el nivel de exigencias necesarias para la consecución de los sexenios.
Y, por otra parte, se están diseñando un nuevo conjunto de medidas dirigidas a reforzar la presencia internacional de las revistas españolas en la escena internacional, con excelentes resultados si tenemos en cuenta el aumento de alrededor de un 30% que a fecha de hoy se ha incorporado a las bases de datos del tantas veces mencionado Web of Science.
Si todo esto redundará en la recuperación de las revistas científicas españolas, o al menos de una parte de ellas (las que sean capaces de evolucionar hacia las nuevas exigencias) y, lo más importante, si esto redundará en una mejora de la calidad de nuestra investigación, sólo el tiempo podrá decirlo, pero al menos el horizonte no parece tan sombrío como en los últimos años.
Haciendo una valoración global del conjunto de medidas descrito hasta ahora se podría decir que: por una parte, los gestores de la política científica española, sin hacer renuncia de los principios rectores de su actuación, han matizado las exigencias en el ámbito de las ciencias sociales acercando bastante sus exigencias a las demandas de un importante conjunto de investigadores, aunque está por ver si esta medida surte el efecto de reincorporar a estos grupos a la dinámica de la investigación homologada o se convierte simplemente en una nueva trinchera desde la que presentar nuevas demandas que vuelvan a rebajar el nivel de exigencias necesarias para la consecución de los sexenios.
Y, por otra parte, se están diseñando un nuevo conjunto de medidas dirigidas a reforzar la presencia internacional de las revistas españolas en la escena internacional, con excelentes resultados si tenemos en cuenta el aumento de alrededor de un 30% que a fecha de hoy se ha incorporado a las bases de datos del tantas veces mencionado Web of Science.
Si todo esto redundará en la recuperación de las revistas científicas españolas, o al menos de una parte de ellas (las que sean capaces de evolucionar hacia las nuevas exigencias) y, lo más importante, si esto redundará en una mejora de la calidad de nuestra investigación, sólo el tiempo podrá decirlo, pero al menos el horizonte no parece tan sombrío como en los últimos años.
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